El amor ha de ponerse más en las obras que en las palabras
Querida comunidad de UCU Business School:
Cerramos otro año y elegimos hacerlo una vez más con una frase de San Ignacio de Loyola quien nos inspira como escuela de negocios.
Vivimos tiempos donde parece confundirse el “ser” con lo que se “comunica”. Donde el ruido muchas veces supera a la sustancia. Donde abundan las frases rimbombantes, los titulares impactantes y un show cuasi permanente. Se vive pensando en el afuera, relegando el interior, la esencia. En ese contexto, este legado ignaciano de casi cinco siglos, cobra una vigencia extraordinaria: lo que hacemos habla más fuerte que lo que decimos.
En UCU Business School creemos que formar líderes no es solo transmitir conocimientos técnicos o herramientas de gestión. Es cultivar personas íntegras, capaces de sostener sus convicciones con la consistencia de sus actos. Profesionales que entienden que la excelencia sin ética está vacía, que se puede ser firmes y a la vez sensibles, y que el verdadero liderazgo se construye día a día, decisión a decisión, en lo pequeño y en lo grande.
Este año, una vez más, apostamos a poner el amor en las obras: en cada clase preparada con rigor, en cada conversación que desafió ideas, en cada proyecto que buscó impacto real, en cada vínculo construido con autenticidad. No desde el discurso grandilocuente, sino desde el compromiso cotidiano.
Gracias a quienes hacen posible esta comunidad: a nuestros profesores, que entregan su saber y su tiempo con generosidad; a nuestros participantes, que confían en nosotros para crecer profesional y humanamente; a nuestros colaboradores, que sostienen cada detalle con dedicación; a las empresas y organizaciones que caminan junto a nosotros; y a cada persona que forma parte de esta red que se expande y se fortalece.
Gracias por creer que otra forma de hacer negocios es posible. Una que no separa el éxito de los valores. Una que entiende que el conocimiento, como búsqueda incesante de la verdad, debe estar al servicio del bien común.
Santa Teresa de Calcuta complementa esta visión cuando transmite que las cosas más pequeñas, cotidianas, normales, ordinarias, hechas con amor se transforman en extraordinarias. Que el año que comienza nos encuentre fieles a esta convicción: que nuestras obras sean el mejor testimonio de lo que somos y de lo que aspiramos a ser.
Con gratitud y esperanza,
Marcos Soto
Decano
UCU Business School